Además de conocimientos específicos en ginecología oncológica, los matrones y matronas especialistas en cáncer deben tener habilidades en gestión y coordinación de equipos multidisciplinarios, así como brindar acompañamiento y confort a las pacientes y sus familias.
Hoy en día, la principal causa de muerte en Chile son las patologías oncológicas, según los datos de la última Encuesta Nacional de Salud 2019, y del Departamento de Epidemiología del Minsal. Esta situación es un hito, dado que es primera vez que los fallecidos por cáncer sobrepasan los decesos por patologías cardiovasculares; tiene que ver -principalmente- porque la esperanza de vida se ha prolongado y las patologías oncológicas afectan de manera preeminente a los adultos cuando llegan a una edad más avanzada.
Bajo este contexto, las matronas y matrones- especialmente quienes se desempeñan en unidades de ginecología oncológica- tiene un impacto cada vez mayor en la salud de nuestro país.
“El rol de quienes nos desenvolvemos en atención directa de usuarias oncológicas es vital porque hacemos el nexo entre el equipo médico, la gestión de los cuidados y la familia. Lamentablemente, en los últimos dos años hemos sido testigos de un incremento exponencial en el número de casos de cáncer cervicouterino y, según las estadísticas del Minsal, en una disminución en la cobertura de la toma, recordemos que esta patología es de los pocos tipos de cáncer evitable que existe, en cuanto está asociado en un 99% a una infección de transmisión sexual por virus papiloma humano”, explica Fireley Mondiglio, matrona especialista en ginecología oncológica del Hospital Barros Luco y docente de la USACH.
El campo de acción de la matronería especializada en ginecología oncológica requiere de habilidades y competencias que van desde la práctica clínica diaria hasta liderazgo y gestión.
“Es un tema muy importante el alivio del dolor y el acompañamiento en el fin de la vida. En nuestra unidad recibimos a muchas pacientes que se quedan con nosotros hasta el final, entonces necesitas habilidades que tienen que ver con la inteligencia emocional o relacional, ya que el diagnóstico de cáncer es devastador para cualquier persona; encontrar un espacio de contención en un ámbito que puede ser tan frío como el hospitalario es vital. Usualmente te enseñan que las malas noticias o situaciones de quiebres vitales son responsabilidad de otros profesionales, pero no es así porque muchas veces somos las matronas quienes damos esas noticias, y tenemos que acompañar a estas personas hasta el final, garantizándoles que el término de su vida sea en las mejores condiciones”, reflexiona la especialista en ginecología oncológica del Hospital Barros Luco.
“Las actuales generaciones deben reconocerse y validarse como líderes dentro de los equipos de salud que están en oncología. Los profesionales de la matronería estamos presentes desde la promoción hasta la paliación de la enfermedad, pero en todo ese camino existen diferentes profesionales con quienes hay que coordinarse y trabajar en equipo. También es vital adaptarse y conocer cómo están cambiando las políticas públicas, que a veces no son con la premura ni con los recursos necesarios para que se puedan ejecutar”, expone Marta Prieto, encargada de cáncer ColMat e integrante del Comité Científico.
Desafíos y visión de futuro
La prevención de cánceres que son evitables- como el de mama y cervicouterino- es uno de los mayores desafíos a nivel país.
A juicio de Marta Prieto, quien fue asesora en la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) en temas de cáncer oncológico, un tema fundamental para avanzar en esta materia es generar un sistema de registro de datos y hacer campañas con impacto masivo.
“Si no tenemos registros confiables y actualizados es imposible o dificulta muchísimo la toma de decisiones, especialmente en cuanto a políticas públicas. Es un tema que se debe abordar de forma urgente a nivel país. Pese a esto, hay que reconocer que el AUGE incluyó el cáncer cervicouterino desde el comienzo, después le siguió el de mama, pero el sistema de registro, seguimiento y mejora han ido en forma más lenta, especialmente en el acceso a tratamientos nuevos. Además, creo que estas patologías se dejaron, hace años de abordar como programas. Tampoco ha habido campañas de comunicaciones masivas que llamen a las mujeres a prevenir los cánceres ginecológicos; debieran realizarse e incluso también en colegios”, explica.
“Además, se podrían optimizar los programas de tamizaje, especialmente en cáncer de cuello uterino, implementando a nivel nacional la pesquisa con test de VPH, incluyendo esta estrategia en GES, junto con aumentar las coberturas de PAP en población de riesgo. Otro tema importante es el fortalecimiento de la vacunación contra VPH y aumentar su cobertura. Lo mismo pasa con las mamografías, es necesario ampliar la cobertura al grupo de riesgo de 50 a 74 años, esto se recomienda a nivel internacional y al menos realizarlo cada dos años, lo anterior acompañado de un buen control de calidad de los Centros de Imágenes Mamarias a nivel país”, agrega la ex asesora de OPS/OMS.
Al respecto, Firelei Mondiglio resalta la importancia de ahondar más en el envejecimiento poblacional y las enfermedades asociadas, como el cáncer.
“Se debería incorporar en la formación de pregrado un acento en lo que es la ginecología oncológica, apelando al tipo de cáncer evitable que se está llevando la vida de muchas mujeres. Por otra parte, sería ideal una intervención que implicara tener matronas en los colegios, con un programa de salud sexual integral como promueve la OMS. De esta forma, tendríamos una cercanía más integral y temprana con los jóvenes. Esto sería vital considerando que ya tenemos gran cantidad de muertes por cáncer cervicouterino- que es una ITS- y que somos uno de los primeros países en Latinoamérica en alzas de casos de VIH”, explica.