Desde su fundación en 1979, la asociación ha jugado un papel clave en la formalización de la profesión y en la lucha por el reconocimiento del dietista como un actor fundamental en el sistema de salud. Con una trayectoria marcada por desafíos políticos, sociales y gremiales, esta institución sigue trabajando por una nutrición que impacte positivamente en la vida de los chilenos y chilenas.
La creación del Colegio de Nutricionistas en 1979 fue gracias a un grupo de profesionales liderados por Xenia Benavides. En un contexto de alta desnutrición, el rubro todavía no era visto como un pilar fundamental en la salud de la población.
Con los años, la institución ha evolucionado y asumido un rol de liderazgo, luchando por el reconocimiento de sus profesionales y contribuyendo de manera activa a mejorar la calidad de vida de miles de personas.
Su origen
La asociación nació en un momento histórico complejo. A finales de los años 70, Chile enfrentaba una tasa de desnutrición de alrededor del 16%, y el rol del profesional se limitaba principalmente al ámbito hospitalario. «Cuando me recibí, el Colegio no existía, solo la asociación de dietistas«, afirmó Xenia Benavides.
Fue en 1979 cuando este grupo de nutricionistas decidió formalizar y profesionalizar el gremio, impulsando la creación del Colegio en respuesta a las necesidades crecientes de la salud pública.
El contexto político y social era desafiante. Erik Díaz, presidente entre 1986 – 1988 y 1995 – 1997, aseguró que “el rol de los colegios profesionales es algo que uno debería buscar la forma de recuperar«. Y fue precisamente eso lo que motivó a los nutricionistas a unirse y luchar por su espacio en un sistema que, durante la dictadura, restringía las actividades gremiales. «Nosotros como nutricionistas estábamos entre cuatro paredes, sin mayor participación«, mencionó Silvia Sepúlveda, presidenta en 1993 – 1995 y 1999 – 2001.
Primeras metas
Desde su fundación, el Colegio se trazó objetivos claros: capacitar a sus miembros, asegurar la inserción laboral de los nuevos profesionales y luchar por el reconocimiento del dietista dentro del sistema de salud.
Uno de los primeros logros fue la organización del primer congreso de nutricionistas en 1986. Teresa Boj, presidenta entre 1984 y 1986, explicó cómo el evento reunió a más de 400 profesionales, marcando un antes y un después en la historia del gremio: «Era una oportunidad para que pudiéramos compartir nuestras experiencias y conocimientos«. Además, destacó el esfuerzo colectivo para sacar adelante el evento en un periodo donde la visibilidad de la institución era limitada.
Por otro lado, se enfocaron en la inserción laboral con un sistema que permitió que muchas generaciones de profesionales accedieran a oportunidades laborales en un mercado que estaba en proceso de expansión. Sepúlveda aseguró que «teníamos una bolsa de trabajo, y los nuevos nutricionistas sabían que al llegar al Colegio encontrarían empleo«.
Además, se destacó el papel de la asociación en la formación ética de los profesionales. «Era muy bueno porque uno no podía trabajar si no estaba inscrito en el Colegio«, recordó la nutricionista, subrayando cómo este mecanismo ayudaba a mantener estándares éticos en la práctica profesional.
Finalmente, lograron incorporarse a la Federación de Colegios Profesionales, permitiéndoles tener una participación activa en la toma de decisiones sobre salud pública. Esta representación se tradujo en la posibilidad de influir en políticas públicas relacionadas con la nutrición y la salud, estableciendo un canal de comunicación con las autoridades, que antes era inexistente.
Desafíos que marcaron un rumbo
Uno de los mayores retos que enfrentó el Colegio fue lograr que el rol del nutricionista fuera reconocido por el sistema de salud pública. Mirta Crovetto, presidenta entre 2002 y 2006, lideró la lucha por la incorporación de los nutricionistas en el Fondo Nacional de Salud (FONASA). «Nos enfrentamos a la resistencia del sistema, pero perseveramos«, afirmó, destacando este como uno de los grandes logros de la institución.
También, trabajaron intensamente para aumentar el número de nutricionistas en la atención primaria. Este avance tuvo un impacto directo en la salud de los chilenos, especialmente en la población más vulnerable.
Actualmente, el Colegio de Nutricionistas se enfrenta a nuevos desafíos, pero también a grandes oportunidades. Con la creciente conciencia sobre la importancia de la nutrición en la salud pública, se abre un camino para fortalecer aún más la profesión. «Es un desafío que viene desde mucho antes. Necesitamos un gremio más fuerte, con mayor participación«, reflexionó Díaz.
El futuro del Colegio pasa por diversificar las áreas de trabajo para los nutricionistas, promoviendo su empoderamiento en campos como la investigación, la innovación alimentaria y la educación. Además, existe un fuerte interés en fomentar el emprendimiento entre los profesionales de la nutrición, una tendencia que podría abrir nuevas puertas en un mercado laboral cada vez más competitivo.