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Hantavirus: Un hito científico en el cambio de milenio


El año 2000, el tecnólogo médico Héctor Galeno consiguió el primer y único aislamiento de hantavirus americano desde una fuente humana, situando a la ciencia chilena en el mapa científico mundial.

Fue una noticia de envergadura mundial, y aunque hasta la actualidad es más fácil encontrar registros en inglés -en medios científicos internacionales-, está consignado como uno de los hitos científicos del país en el sitio web de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID): un chileno había logrado, por primera vez, aislar el hantavirus en una fuente humana y, además, asintomática.

El protagonista fue el tecnólogo médico Héctor Galeno, quien junto a un equipo del Instituto de Salud Pública (ISP) testearon a un niño de 10 años de la Región de Biobío en cuyo núcleo familiar había ocurrido un brote de virus hanta, pero que en ese momento no presentaba síntomas. Tras diez días de observación, las células del menor -que finalmente falleció con sospecha de haber contraído el Síndrome Cardiopulmonar por Hantavirus-, comenzaron a mostrar efectos de crecimiento del virus, y luego de una serie de pruebas se comprobó que éste estaba presente.

Fue la primera vez que la cepa de virus Hanta que no era obtenida de ratones, y la primera vez que se lograba aislar en el periodo asintomático de la enfermedad. Las repercusiones del hallazgo eran significativas, pues se descubrió que, tras la infección, el virus se diseminaba rápidamente por la sangre afectando varios órganos antes de generar una reacción en el sistema inmune.

El haber sido aislado en un ser humano es un hallazgo científico de nivel mundial que nos permitirá conocer mejor el curso natural de la enfermedad, desarrollar métodos de diagnóstico específicos y simples, estudiar nuevas drogas de tratamiento y, eventualmente, hasta el desarrollo de una vacuna contra el Hanta”, declaraba Galeno en ese entonces.

Hoy, pese a que han transcurrido 24 años desde ese hito y pese a comprender la relevancia que tuvo su descubrimiento, aborda el tema con humildad y remarca que hubo un componente casi azaroso en lo ocurrido.

Era una familia en que el abuelo, una tía y un nieto habían fallecido por el virus, y estaba buscando encontrar rastros en el pulmón de la tía cuando comencé a observar características distintas en las células del niño”, admite. No obstante, reconoce que con ello se cerró un capítulo que hasta entonces era desconocido respecto de los primeros días de propagación de la enfermedad y quedó en evidencia la importancia de los tecnólogos médicos en el sistema de salud.

Estamos en el corazón de la salud, porque aportamos las pruebas con validez científica para hacer los diagnósticos de las personas. Las decisiones médicas están basadas en evidencia, y nosotros entregamos esa evidencia”, destaca.

 

 




Lateral
Héctor Galeno Araya
Jefe Sección de Virus Entéricos del Instituto de Salud Pública de Chile ISP